Arnoldo Rojas Conejo, “Mita Rojas”
“Mita Rojas”
Por José Manuel Morera Cabezas
Recolector de Tradiciones Alajuelenses.
Don Arnoldo Rojas Conejo es, como lo conocemos en Alajuela, el popular “Mita Rojas”. Este sobrenombre nació en el seno hogareño, en una humilde casona o galera construida sobre pilotes, ubicada en Los Higuerones, muy cerca de El Llano, Alajuela.
Allí inició sus primeros pasos, junto a sus padres Leonte Rojas, quien era el encargado de cuidar los tanques de agua municipales en ese sector y doña Auristela Conejo Salazar, de oficios en la casa.
Un día, el niño Arnoldo, cayó en la acequia que cruzaba la propiedad, detrás de la galera. Su tía Marta, al escuchar los gritos, corrió en su auxilio, exclamando: “Mitica, Mitica, por Dios, no se ahogue”. De ahí en adelante, este apodo es el distintivo de este gran alajuelense, querido por toda una comunidad.
No concluyó la escuela; su vida fue dedicada al trabajo para ayudar a sus padres. Muy joven se convierte en un vendedor de leche líquida, especialmente en los establecimientos del Mercado Central de Alajuela y usuarios del mismo. Todos tuvimos la ocasión de ser clientes y conocer el trabajo de este honrado ciudadano, cargando el tarro y otros implementos propios del oficio de lechero ambulante, hasta ya adulto.
Dicho ambiente contribuyó al conocimiento del mundo futbolero en los niños y jóvenes, hasta meterse en esos zapatos. En las mañanas utilizaba el tiempo a su trabajo y el resto del día, al fútbol; entrenando a sus muchachos, dando consejos, observando y seleccionando valores en su barrio y otras comunidades, porque poseía un gran olfato, un auténtico “ojo clínico” para detectar a los jóvenes con verdadera “pasta y empaque” para sobresalir en este deporte. Afirma don Juan Ulloa Ramírez, que en Costa Rica, existieron dos elementos con esa visión superdotada, don Ricardo Saprissa Aymá y Mita Rojas.
Es saludable recordar que en sus consejos enseñaba cómo poner el pie en forma correcta al momento de patear, lanzar penales, cómo driblar, cabecear y otras técnicas; mientras una parte de los entrenamientos eran carreras o trotes de sus pupilos de un pueblo a otro; recordamos el trayecto hacia Villa Bonita, pueblo cercano al Barrio El Carmen, recibiéndolos con un delicioso y nutritivo refresco que preparaba con leche y avena, en una inmensa olla.
Y no sólo tiempo y paciencia entregó a los futbolistas. Nunca puso en duda en dar el dinero propio, obtenido en su negocito de la leche, en la compra de uniformes, zapatos, alimentación y hasta pagar los “pases de la cazadora” que transportaba a algunos jóvenes, provenientes de lugares más alejados, caso de Grecia u otros lugares
Mita todo lo hacía a pura conciencia y humildad, sin esperar pago de dineros o fama, afirma don Ernesto Alfaro, folklorista y compositor músico alajuelense.
Rojas se convirtió en el “alma” de las ligas menores carmelas. Buscó y dirigió moscos, infantiles y juveniles. Logra el ascenso a la Tercera División, logrando el subcampeonato y en 1954 llega a la Segunda División hasta la Primera División, en 1958. En 1961 llega a coronarse Campeón Nacional, con EL Carmen F.C.
Quienes tuvimos muy de cerca o tenemos referencia de este gran personaje alajuelense, no debemos olvidar nunca su persona, sus logros en pro de nuestra juventud y deporte. En el Barrio El Carmen de Alajuela, tierra deportiva de sus amores, está sembrada una placa metálica, mas debió ser escrita en piedra, leemos: “Alajuela agradecida por su valioso aporte al fútbol nacional”.